Así llegó la revista a "La ciudad de los vientos", la sin par, créanme, Juliaca; cansada, demacrada y con las posaderas apachurradas. Ni bien pisó tierra serrana no aguantó ni un minuto el viento y el polvo de la calle y se instaló en el primer hotel que vio que podía solventar, una casona abandonada que le pedía tres docenas de monedas para cobijarla junto a sus cuatro guardaespaldas en dos camas matrimoniales... Ahí la podemos apreciar descansando y posando para ustedes...
2 comentarios:
Creo que mientes... ese hotel tuvo más estrellas que cualquier hotel del mundo hollywoodense, poseía más estrellas que las que puedas contar en el firmamento, por que las ilusiones hospedadas ese hotel… fueron infinitas
quien eres solipsista???
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