miércoles, 16 de marzo de 2011

PERIODISMO & REVOLUCIÓN

Por Eloy Jáuregui, escribidor de
Contranatura, la revista...
El periodismo debe ser una eterna renovación. Ejemplo, el terremoto de Japón. Qué se publica ahora si no sabemos si La Punta estaría devastada por un tsunami. Si el periodista es hoy un cautivo de la velocidad y el editor un apóstol del relámpago, entonces la información resulta un disparo de bala con profunda penetración, trayectoria axial, y largo alcance efectivo. Digo, como el de una Barrett, M468. El vértigo noticiario es descomunal. Así, el periodista del S. XXI es una suerte de atleta en disciplinas integrales, metalenguajes, hiperescrituras, fotografías digitales, videos 3D, sonidos masterizados, expansores ecualizados, cibermontajes de rango dinámico, constructos electrónicos, estructuras multiplataformas y el design. Ya lo decía Ramonet hace diez años: “La gente se pregunta a menudo sobre el papel que desempeñan los periodistas. No obstante, los periodistas están en vías de extinción. El sistema ya no quiere más periodistas” Apocalíptico Ignacio, su esperanza es mi desconfianza.


Desde Johannes Gutenberg y su “Misal de Constanza” de 1449, el primer libro tipográfico del mundo, asesino del manuscrito, y hasta la consolidación de las gazzettas de los reinos de Venecia, Florencia y Génova, los usuarios de información son los banqueros del Wall Street de las noticias. Tienen pero quieren más. Engolosinados devienen en espeluznantes oráculos del terror mediático. Baste ver en youtube los documentales “Epic 2015” o “Prometeus”. El escenario es propicio para estos Bram Stoker de hogaño. Todos tienen su Drácula, muchos su Nosferatu, algunos su Bela Lugosi con laptop o blackberry. De aquí que hoy existan loscoachs de la inmortalidad previsible, de la vida perpetua insatisfecha y desinformada, del conocimiento variable y su filosofía irracional.

Alvin Toffler, allá por los setentas, en su “La Tercera Ola” escribía ya que el término define tanto al consumidor que utiliza la tecnología como un pasatiempo [pero a un nivel que nada envidia a los profesionales], como también a esos productores que se identifican de tal manera con una marca o idea y que se convierten en verdaderos canales de comunicación humanos. Existe así “la generación ‘.com’ de los conocidos nativos digitales”. Pero hay que aclarar que en todo caso un prosumer no es el muchacho ambicioso que hace una década ingresaba a la red para llenarse de plata, según Toffler, sino el joven que solo pretende difundir sus ideas, sus tendencias, sus inclinaciones de consumo, su orientación sexual, o su imaginario por último, con la idea de ganarse “alguito” –a sugerencias de AdSense--, cada vez que muestra un post en su blog.

Cierto, procesar contenidos gratuitamente en la red, con prosumers o no, no es una salida medianamente comercial porque el código publicitario es reacio. El principio de gratuidad generalizada de la información por internet obliga a que ya no se cobre por él. ¿Y dónde está el negocio?En que usted sea cautivo de nuestra escritura.

1 comentario:

Anónimo dijo...

esto parece el blok de joelito, tanto hababa del señor eloy, es bien atrevido,ps eso megusta saludistos
kati